Ha visto usted esta receta?
Porque si la ha visto -o peor aún, se la han entregado- está frente al súmmum de la colusión entre médicos, laboratorios y cadenas de farmacias.
Claro, ya era extraño que me prescribieran un adhesivo con código de barras. Más todavía prometerme un “generoso” descuento a cambio de mi preferencia farmacéutica. Sin embargo no fue hasta leer la denuncia del presidente de la Asociación de Farmacias Independientes que comprendí la bajeza del artilugio.
Mi padre -también médico- ya me había contado sobre los incentivos que laboratorios y farmacias ofrecen cada vez con mayor descaro a los galenos para obtener sus favores a la hora de recetar un medicamento.
Él sabía que estas empresas llevan controles velados, como programas donde el paciente delata inadvertidamente al facultativo o donde el médico “regala” vales 2×1 con las recetas para hacerse notar en los inventarios mensuales, pero no de algo tan técnico como códigos de barras.
Se trata de una clara falta a la ética. Un sistema que permite a la industria farmacéutica llevar una cuenta tan precisa como automática de quién está recetando qué (y actuar en consecuencia), cebando al paciente cliente con algo similar a un descuento (en mi caso, bajar de 55.000 a 45.000 pesos) pero sobre todo, ultimar a cualquier farmacia que sobreviva fuera de la cosa nostra.
Al final uno no sabe qué es peor: que ocurran estas prácticas mañosas, o que médicos y empresas hayan perdido toda vergüenza en ocultarlas.
Nueva denuncia acusa a farmacias de convenios irregulares con médicos y clínicas
SANTIAGO.- Tras reconocer una colusión para fijar los precios de medicamentos por parte de Farmacias Ahumada (FASA) a la Fiscalía Económica que investiga también a Salcobrand y Cruz Verde-, la Asociación de Farmacias Independientes agregó una nueva denuncia en contra de los tres grandes consorcios al vincularlos con prácticas irregulares junto a médicos y clínicas.
Según Raúl Álvarez, presidente de la agrupación, los laboratorios mantienen convenios con "médicos y clínicas" que consisten en establecer un fluido diálogo recomendando productos para recetar a los pacientes a cambio de suculentas cuotas, que incluirían viajes al extranjero.
Según el farmacéutico, la forma de operar de los laboratorios consiste en ir a visitar a los médicos a sus consultas e instarlos "a portarse bien para recibir cuotas a congresos en España, etc", señala.
Durante estas reuniones, según Álvarez, los laboratorios entregan a los profesionales "un formulario en cuya parte inferior se encuentran los códigos de barras de los tres grandes consorcios", señalando un listado donde los médicos deberán "prescribir" sus recetas a los pacientes.
Álvarez señala que precisamente después de recibir los formularios, los médicos dicen al paciente "tómese ésto, usted se va a ver beneficiado porque le van a dar dos por uno. (Entonces) va la persona a la farmacia y allí sucede algo siniestro: ese código de barras pasa a una base de datos y se pierde el secreto entre el médico, paciente y farmacia".
La acusación que el presidente del organismo señala, se basa en que "no solamente estamos en contra del paciente y sus secretos, aquí el médico está constreñido a recetar lo que el laboratorio le exige".
Mercado cautivo
El farmacéutico, que también es presidente de la Unión de Dueños de Farmacias de Chile, asegura que recién se está viendo "la punta del iceberg".
Ante la repartición de recetas médicas previamente acordadas con los grandes consorcios, las farmacias independientes quedan relegadas a un segundo plano dentro del cual el mismo Álvarez define como un "mercado cautivo".
"Si esta receta trae los códigos de barra de los tres consorcios, ¿alguno va a ir a mi farmacia? No pues. Por eso es que de la lista de medicamentos de la colusión, casi ninguno los vendo yo, incluso, algunos de estos productos no los conozco. Son productos amarrados desde su origen", sostiene Álvarez.
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